Como cualquier órgano que no se utilice, las habilidades sociales tienden a atrofiarse si no se hace uso de ellas. El poder hablar en público, entablar una conversación con desconocidos o personas del sexo opuesto, empatizar, hacer amigos, proponer ideas, cerrar negocios, movilizar personas, entre otras, son capacidades que si bien es cierto se basan en la comunicación asertiva, cada una implica superar algún tipo de obstáculo.
Sólo basta con digitar en un motor de búsqueda la frase: “Ser líder” y encontraremos no menos de 25 millones de resultados entre libros de autoayuda, técnicas y definiciones del deber ser de un líder (positivo evidentemente). Pero la idea de éste texto no es ofrecer la “panacea” para la poca inteligencia emocional y las disminuidas habilidades sociales promovidas por el uso desmedido e irresponsable de chats, redes sociales, teléfonos inteligentes y mundos virtuales; simplemente se pretende ofrecer once consejos que desde la experiencia y el sentido común deben funcionar para desarrollar habilidades propias de una persona que influye positivamente en su propia vida y en la de aquellos que le rodean.
- Ser auténtic@: Es el consejo más importante de todos. Ningún libro de autoayuda te enseñará a ser tú mism@, no hay fórmulas porque eres un ser únic@. Ahora, lo que sí se debe hacer es creer en ello, conocerse interiormente y no pretender ser otra persona es la clave; utilizar las fortalezas de tu personalidad y convertir las debilidades en caminos de aprendizaje lograrán que cada día te sientas más segur@ de ti mism@ y por ende estarás en capacidad de desarrollar tu propio estilo de liderazgo.
- Ejercitar el pensamiento lateral: Ser creativ@ permanentemente es una habilidad que se debe ejercitar a diario, el pensamiento lateral implica salirse de los esquemas, “mirar desde arriba” los inconvenientes o retos y encontrar diversas alternativas de solución. Ésta habilidad permitirá estar un paso delante de tu entorno porque estarás abiert@ al cambio. Importante recordar que hay que ser parte de la solución y no del problema.
- Disfrutar los retos: Nada mejor para medir el carácter y valor de una persona que la forma como enfrenta los obstáculos del día a día. Cada reto es un proceso de aprendizaje, una oportunidad de adquirir nuevas competencias y de crecer interiormente. También brindan espacios de crecimiento comunitario cuando las soluciones se buscan en grupo.
- Adaptarse a las necesidades: Tener la capacidad de convertirse en un proveedor de soluciones con visión estratégica de 360º, comprendiendo que los procesos, las personas y el mundo son dinámicos, razón por la cual las estrategias también deben ser dinámicas e ilimitadas. Para lograrlo debemos conocer y comprender nuestro entorno personal, social, laboral, etc., estar a vanguardia con nuevas tendencias teóricas y tecnológicas, así como rodearse de personas que cubran las debilidades propias y potencien las fortalezas.
- Ser honest@ contigo mism@: Si no crees es ti, tampoco creerás en tu discurso y en consecuencia serás una persona contradictoria, donde lo que dices no es lo que haces. Al no confiar en ti y no ser honest@ no proyectarás credibilidad, confianza y motivación en los que te rodean. Al no conectar el pensamiento con la acción perderás todo el potencial de promover cambios positivos a tu alrededor porque simplemente no hay coherencia.
- Motiva a cada miembro de tu equipo: Conocer a las personas con quien trabajas, entender que tienen necesidades, fortalezas y debilidades, permitirán que generen sentido de pertenencia hacia el mismo equipo y la entidad donde laboran.
- Empoderar y delegar: La misión de un líder es conducir estratégicamente al equipo, por eso se hace necesario otorgarle poder a ciertos miembros del grupo para que no sólo se sientan tenidos en cuenta sino también para lograr una mejor gestión y seguimiento de los proyectos. Sobra decir que la tarea de delegar implica un estudio profundo de las capacidades y competencias de los individuos, y que en la medida de las posibilidades, capacitar al equipo en nuevas tendencias, actualizaciones, etc., siempre tiene un feedback positivo en la productividad.
- Favorecer un clima laboral sano: Ser asertivo en la comunicación, propender por el buen trato, reconocer los logros, corregir sin violentar, entre otros tantos aspectos del clima laboral, influyen en el bienestar personal de los miembros del equipo.
- Orientarse a los resultados: Un líder “muy buena persona” pero que no logra resultados y/o no produce lo necesario, es un mal líder. Como “timonel” del equipo, el líder debe proveer los medios para que los miembros del equipo alcancen los resultados a tiempo y con calidad.
- Comunicación bi-direccional: Es necesario no sólo informar, sino asegurarse de que el equipo entendió el mensaje de manera correcta. Igualmente es de suma importancia desarrollar la habilidad de escuchar, para que los colaboradores encuentren en el líder a un motivador de puertas abiertas, enfocado al crecimiento y bienestar de todos los miembros del equipo.
- Facilitar el crecimiento personal y profesional de los colaboradores: Un líder sabe que su capital humano es la columna vertebral de cualquier proyecto, razón por la cual debe fomentar el crecimiento intelectual y personal de su equipo. Así podrá contar con colaboradores cada vez más competentes y motivados.
A éstas alturas del texto ya habrás notado que los 5 primeros consejos hacen referencia a ser líder en nuestras vidas y los 6 restantes a ser líderes en nuestro trabajo. No podemos liderar ningún equipo sin antes tener las riendas de nuestras vidas; tenemos que tener clara la meta, el destino, el objetivo, la misión de nuestra vida, pues: “¡a quien no sabe para dónde va, cualquier bus le sirve!”.
Recuerda que si eres auténtic@ ya tendrás abonado bastante terreno en el camino para desarrollar la capacidad de liderazgo.
Estrategia y Gestión