Cierto día, un grupo de ranas iba atravesando un bosque y dos de ellas cayeron en un hoyo muy profundo. El resto de las ranas se reunieron alrededor del hoyo y al ver su profundidad, les dijeron a las dos ranas que se dieran por muertas. Las dos ranas ignoraron los comentarios y trataron de saltar con todas sus fuerzas para salir del hoyo, mientras que las demás continuaban diciéndoles que se detuvieran, que se resignaran a morir. Finalmente, una de las ranas se dio por vencida, haciendo caso a las demás. Se dejó caer al suelo y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como pudo, mientras que las otras ranas le gritaban que no sufriera intentando salir y que se dejara morir. La rana saltaba más y más fuerte, hasta que logró salir. Pues esta rana era sorda. Por eso, ella había pensado en todo momento que sus compañeras la animaban a salir, la motivaban y le esperaban con los brazos abiertos.  Esta historia nos enseña que nuestra boca tiene el poder de la vida y la muerte. Una palabra de aliento a alguien que está pasando por un mal momento, puede reanimarlo y ayudarlo a salir adelante. Por otro lado, una palabra destructiva puede ser lo único que se necesita para acabar con una persona. Esta historia la escuché hace mucho tiempo y desconozco a su autor, razón por la cual, si llegas a conocerlo, te pido me avises para darle el crédito que se merece, pues considero que su mensaje es transformador. Seamos cuidadosos con lo que decimos. Que tu boca siempre tenga unas palabras de aliento para todos aquellos que cruzan tu camino.  Para ello, es necesario que te prepares y fortalezcas tu expresión oral. Hace más de dos mil años, el pensador, político y orador ateniense Pericles dijo “El que sabe pensar pero no sabe expresar lo que piensa, está en el mismo nivel del que no sabe pensar”, lo que en resumidas cuentas es, si no eres capaz de comunicar efectivamente lo que quieres decir no tendrás éxito en tu proceso de comunicación, es más, sucederá todo lo contrario, generarás confusión y malos entendidos. Podrás ser la persona más inteligente, la más creativa, con los proyectos más innovadores, pero si no sabes comunicarlos, si se te dificulta describirlos, venderlos o persuadir a los demás para que crean tanto en ti como en tus proyectos, lamentablemente, no tendrás nada. Por eso hay que prepararse, porque todas las capacidades que tienes se verán potenciadas cuando domines tu expresión oral, cuando entiendas y apliques el poder de la palabra. Si no sabes expresarte correctamente delante de los demás, tanto a nivel personal como laboral y profesional, estarás en desventaja, frente a muchos que si lo harán bien. Y es que saber hablar y expresarte en público te permitirá sobresalir, hacerte notar y en la mayoría de los casos, triunfar en la consecución de tus sueños, pues tus palabras tienen el poder de persuadir, convencer, negociar, expresar lo que piensas, exponer tus ideas y motivar a otros, entre otras tantas cosas. Nos vemos en la próxima lección. Te envío un fuerte abrazo.